Con Carlos Marcos y Claudia Cortalezzi estuvimos hablando de cuentos, novelas y películas de terror ambientados durante el verano, desde el tópico de un período de descanso y el mal que acecha para amenazarlo todo.
VERANO DE TERROR: EL MAL NO SE TOMA VACACIONES | Charla entre Carlos Marcos, Claudia Cortalezzi y José María Marcos
Carlos Marcos: Como primera medida, quiero decir que cuando pasan los treinta grados no
existe la dignidad. Todos los escritores y demás tenemos cara de psicópatas y
mal llevados. Más aún, cuando estamos muy cerca de las vacaciones. Mañana es mi
último día de trabajo; pasado, comienzo las vacaciones. Así que están
advertidos.
Buenas tardes. Mi nombre es Carlos Marcos. Soy escritor y editor. José
María Marcos es mi hermano. También, escritor y editor. Juntos coordinamos la
editorial Muerde Muertos. En el centro de todo está Claudia Cortalezzi, que coordina la editorial Luvina, quien ha participado en la summa Osario común, con relatos de terror y fantasía, publicada por Muerde Muertos. Bienvenidos a esta charla.
Al observar el flyer de esta actividad, con una
playita, un zombicito, una tumbita y una manito que sale de ahí nos propusimos
hablar un poco sobre el tópico de las vacaciones. Yo no escribo terror; me
ocupo de la parte erótica en Muerde Muertos. Claudia y José María son los
verdaderos especialistas en el terror. Por eso los presento. Si quieren, después
podemos conversar un poco sobre erotismo y terror, pero por ahora nos centraremos
en el terror.
Este tópico está lleno de ejemplos en películas, series, libros,
cuentos... es un tema que se presta mucho para disfrutar. Desde Viernes
13 pasando por los zombis nazis (que también ocurren en un centro
vacacional, ya en invierno) y llegando a Tiburón, una gran novela
(y película), que nos ha dado tanta alegría. En general, se trata de una
persona, una familia, un grupo de amigos o una pareja dispuestos a pasar un
rato agradable en un lugar muy lindo, y de repente, todo se pudre.
La gente del terror es muy creativa y despliega una imaginación
impresionante. Yo soy bibliotecario, trabajo como bibliotecario, y me encanta
hacer listas. Por eso, hice una lista con algunas de las variantes de películas
y libros que abordan este tópico de las vacaciones, sin ponerme a buscar
demasiado. Escuchen estos títulos. Me parecen increíbles: Últimas
vacaciones. Vacaciones de chicas. Muerte en las vacaciones. Muerte en el fin de
semana. Vacaciones hacia el terror. Vacaciones malditas. Vacaciones con el
demonio. La playa del terror. La cabaña del horror. La montaña del horror. El
lago de la muerte. Vacaciones de terror. Vacaciones del horror. Vacaciones
mortales. Vacaciones en el lago. Vacaciones en el infierno. Vacaciones
infernales. Vacaciones malditas y terroríficas. Apelando al sarcasmo,
también existe una película llamada Vacaciones paradisíacas. Y,
apelando al sarcasmo del sarcasmo, otra que se llama Vacaciones casi
paradisíacas. Así que, con la excusa de las vacaciones, el verano y el
terror, abrimos el diálogo con mis dos especialistas. Claudia,
¿tuviste alguna vacación de terror?
Claudia Cortalezzi: Vacación de terror, no. Tampoco tengo una vida de terror. Capaz que no
lo veo. En algún lugar está el terror. Porque después, cuando me pongo a
escribir, ahí aparece. Se lo pongo a los personajes. Yo a veces digo esto:
“Pobres mis personajes, les tocó esta autora, ¿qué van a ser?”. Pero, bueno,
sin mí no existirían. Tengo ahí como una charla con mis personajes. “Te van a
venir a cobrar”, me digo muchas veces. En algún libro aparece un personaje que
viene a cobrar, pero no a mí, sino a otra persona que escribe en alguno de mis
libros.
Estaba pensando en esto que vos decías, Carlos, sobre el verano y el
terror. El verano, en estos días como hoy, tiene algo del olor del
infierno. No hace falta salir mucho ni ir muy lejos. Alcanza con ir a caminar por cualquier
calle, pararse en la mitad de la calle y sentir el olor que sale del asfalto, el infierno aparece enseguida. Estaba pensando en el cuento de Paul
Calvetti Costa que leyó recién, donde hablaba de que no hay nadie alrededor.
Imaginate: una persona ahí sola en medio de la calle, con 38 o 39 grados. Eso
es terrorífico. Pensé también en el asfalto, como pasa en el cuento de Eugenia
Alcatena que escuchamos. La ruta es un espejismo donde uno puede ver cualquier cosa, incluso el terror.
José María Marcos: Las vacaciones son una
maravilla para situar ciertas historias. Así como mi hermano hizo una lista que
se puede seguir completando en sus casas, yo pensé en situarme en una
historia que pudiera contener otras, y se impuso, al comienzo de la lista, la
nouvelle Verano de corrupción o Alumno aventajado,
de Stephen King, sobre la cual se filmó una peli. Pienso que esta historia con
verano y terror resume a muchas.
Para quienes no lo sepan, estoy hablando de una novela breve donde un chico descubre en su barrio que hay un exjerarca nazi y empieza a investigarlo y a meterse en su vida. Lo hace un poco por
aburrimiento, pero enseguida empieza a fascinarse con el nazi y sus anécdotas. Verano de corrupción plantea con claridad el tema
de la fascinación por el mal. Básicamente, la fascinación por los personajes
malos, crueles, y todo eso.
A mí me interesa mucho ese tema y podría decir: “Qué suerte que
estoy rodeado de personas a las que nos gusta el terror”, porque siempre pienso
que se trata de gente con una enorme capacidad para poner la maldad y la
crueldad en el lugar que corresponde. Y no como ocurre muchas veces con la
gente que no puede simbolizar y pone la crueldad o la maldad en la vida real.
Vivimos en un presente atravesado por signos, símbolos, redes sociales,
etcétera, donde la crueldad tiene que exhibirse, ponerse en acción para mediar
entre las relaciones humanas. Hay que insultar al otro, tratar mal al otro,
aplastar al otro. Verano de corrupción presenta a personajes que parecen contemporáneos.
Y repito: me quedé pensando en la suerte que tengo esta tarde calurosa de estar rodeado de
amantes del terror. Yo me iría de vacaciones con todos ustedes. Si a la salida
de la librería hay una combi o un colectivo, nos vamos juntos y volvemos en marzo. A Paul Calvetti Costa lo veo
como un gran conductor, el líder de Transportes Inquietantes.
Carlos Marcos: Transportes Alcatena también suena interesante.
Claudia Cortalezzi: Me quedé pensando: nosotros disfrutamos de las historias, mientras
los personajes sufren. Disfrutamos cuando ellos la pasan mal. Por
ejemplo, vos Carlos hablaste de Tiburón, de cómo disfrutamos de esa
historia. Mientras vos decías eso, yo pensaba: disfrutamos de los pesares de
los protagonistas. Eso es algo que es central en estas historias.
José María Marcos: El Tiburón la pasa bien durante un rato largo.
Carlos Marcos: Yo mencioné Tiburón, una gran novela, una gran película que
generó sagas bastante raras, como Sharksnado y otras cosas muy
extrañas. Pero la novela de Benchley es una gran obra, inspirada en una novela
de Ibsen, llamada El enemigo del pueblo, que también ocurre en un balneario. En
lugar de un tiburón hay una bacteria que amenaza con matar a todos los
que llegan a tomarse unas vacaciones. No sé si les suena la historia: el médico
que descubre esto es el hermano del gobernador del lugar, y el propio hermano
lo manda a matar. Le dice: “Loco, no cuentes esto porque el pueblo se muere de
hambre”, y lo acusan de pedófilo, abusivo, degenerado, hasta que se termina
suicidando. La versión estadounidense es un poco más bonita, porque el héroe es
cana y, contra todo pronóstico, mata al tiburón a tiros. Pero Tiburón es una
recreación o un homenaje de esa obra de teatro de Ibsen. Me parece que además
toca muy bien el tema de lo erótico y lo terrorífico, esa cosa que nada en las
profundidades, que no sabemos bien qué es y que está ahí para devorarnos.
Claudia Cortalezzi: Para hoy estuve releyendo algunos cuentos. Por ejemplo, encontré uno de
Pablo Forcinito que está en la tercera antología de La Abadía de Carfax,
un libro que yo compilé, y que se enlaza bastante con el relato “El cuerpo”, de
Stephen King, que también tiene una película. Es un cuento sobre las vacaciones
de unos chicos, que encuentran algo, y ese algo va creciendo hasta convertirse en un cuento de terror.
Hace poco vi en Apple TV una serie llamada Desprecio que
conecta todo: playa, vacaciones, aburrimiento, estar desprevenido. No les voy
a contar toda la serie, pero les adelanto un poco para ponerlos en situación.
Una pareja va de vacaciones a la costa. En el mismo lugar, hay una periodista
con su marido y su hijo pequeño. El marido tiene que volver a Londres, así que
ella se queda allí. La novia del chico también se va, y se genera una
situación entre el adolescente y la madre del chico.
La serie arranca cuando ya ha pasado mucho tiempo, y esta historia llega al futuro, que sería el presente de la serie. Este futuro se presenta en
un libro que alguien escribió, escondió, resucitó, editó y le mandó a esta
mujer. Cuando ella recibe el libro, le llega la historia de esas vacaciones, y
le llega a ella, a su hijo, a su marido... y ahí se va creando una historia de
terror muy atrapante, porque se mueve constantemente entre el presente y el
pasado, y es una narrativa muy atractiva para el espectador. Tiene esta estructura moderna, fragmentada, sostenida en un buen uso del flashback. Todo se
desarrolla en una playa, y una escena en la playa es el desencadenante de todo
lo que sigue.
José María Marcos: El tema del estar desprevenido y el aburrimiento son cosas que
están Verano de corrupción, que comenté, y eso me trajo a lo que pasaba durante mi generación en nuestra
infancia y adolescencia, con unos cuatro canales de televisión, más un quinto
si la humedad ambiente y la antena permitían su aparición.
Claudia Cortalezzi: En Trenque Lauquen había un canal, el doce, que arrancaba a las seis de
la tarde. Eso era aburrimiento.
José María
Marcos: Espeluznante Trenque Lauquen... Durante las tardes de verano en Uribelarrea (ojalá en Trenque Lauquen sucediera lo mismo), enfrentábamos el aburrimiento viendo Sábados de Súper Acción.
Muchos aquí asienten como diciendo: “Sabemos lo que es Sábados de Súper
Acción”. Entonces me pregunté: ¿qué película de Sábados de Súper Acción me
dejó esa sensación de “me agarró desprevenido”? Y me acordé de La oscura venganza del espantapájaros. Si no la vieron, no sé si recomendársela,
pero sí: la recomiendo. Aclaro: la calidad del video en YouTube es muy baja.
Aun así, si la ven, les presto mis ojos de once años, y estoy seguro de que les
encantará.
En esa
película, lo más espantoso ocurre a plena luz del sol, durante el verano.
Básicamente, cuenta la historia de un chico discapacitado, grandote, llamado
Bubba, que tiene una relación de amistad con una niña. En un momento, la chica
aparece en brazos de Bubba, golpeada, con la ropa desgarrada, llena de sangre,
desmayada. Los buenos del pueblo llegan rápidamente a una
conclusión: Bubba es el culpable. La niña queda internada, mientras Bubba,
asustado, huye. Los buenos salen a cazarlo.
Hay una
escena que para mí es trágicamente maravillosa. En una pradera limpia,
iluminada por un sol inmaculado, Bubba, con toda su inocencia, intenta
esconderse disfrazándose de un espantapájaros. Es lo único que se le ocurre para
que no lo encuentren. Tal vez, en verdad, no lo vean... y lo asesinan.
Ahí comienza
la segunda parte de la película. La niña despierta y cuenta que, en realidad,
fue atacada por unos perros. Bubba la defendió y le salvó la vida.
Los sucesos
me agarraron desprevenido cuando era niño. Es como un resumen del drama humano
en relación a los prejuicios. La película tiene momentos muy poéticos, porque
la niña, con cierta sabiduría propia de su edad, piensa que Bubba no se murió,
sino que simplemente se escondió. La cuestión es saber dónde. Cuando cae la noche,
los responsables irán cayendo uno a uno.
La peli muestra también cómo la luz a veces puede enceguecernos.
Carlos Marcos: El terror y el erotismo son
parte de la misma academia. Lo que pasa es que yo leo algo diferente en las
películas de terror. Por ejemplo, en La oscura venganza del espantapájaros también
se juega con lo erótico, con la niña, la perversión, el mal pensamiento, y todo
lo que se les ocurra.
Anoche
descargué la segunda temporada de Goosebumps, con historias basadas en relatos
de R.L. Stine, que solía leerles a mis hijos cuando eran pequeños. Ellos
recuerdan bien estas historias porque les quedaron marcadas a fuego. La
temporada comienza con dos adolescentes que van de vacaciones a la casa de su
padre tras un tornado. La recomiendo fervientemente: es ese tipo de terror que se mueve entre
lo mágico y lo fantástico, con muertos, pizcas de erotismo, truculencias y algo de comedia
adolescente, aunque no tanto. Es algo que todos valoramos para pasar el verano.