“El fondo del corazón es árido. El hombre siembra sólo aquello que puede… y lo cuida”. Stephen King, Cementerio de animales

Haikus Bilardo: La magia de los Mundiales de Fútbol 86 y 90 a través de la poesía japonesa

Reseña de Haikus Bilardo, de Fernando Figueras y José María Marcos, con ilustraciones de Matías Berneman (Muerde Muertos, 2010). Escribe: José María Franchino Arnaiz para La Palabra de Ezeiza (Jueves 29 de mayo de 2014)

Haikus Bilardo (Muerde Muertos, 2014), de Fernando Figueras y José María Marcos, con ilustraciones de Matías Berneman, es una obra muy original, que logra un punto de contacto entre universos diferentes y para muchos antagónicos: la pasión por el fútbol y la devoción por el haiku japonés.
En cuanto al deporte, el libro recrea los mundiales de fútbol México 86 e Italia 90, donde Argentina salió campeón y subcampeón, respectivamente, bajo la conducción de Carlos Salvador Bilardo. Contiene, además, los datos precisos de los todos los cotejos (14 en total), con incidencias, equipos y comentarios de especialistas como Juvenal (con quien tuve el placer de trabajar en Cuarto Poder) y Aldo Proietto, ambos periodistas de la revista El Gráfico, además de vivencias de Maradona y el propio Bilardo. El libro se completa con un plantel mundialista de invitados, que cuentan anécdotas, algunos de ellos de nuestro distrito como Carlos Condenanza, Gustavo Basiukevitz y Sergio Gómez, más autores consagrados como Liliana Bodoc, Alberto Laiseca, Luis Mey y Leonardo Oyola, entre otros.
La otra faceta está vinculada a la poesía, ya que para cada partido los autores utilizaron el haiku. Admirable pieza de la poesía tradicional japonesa, es una forma breve, generalmente, constituida por tres versos de 5, 7 y 5 sílabas. El novísimo hallazgo es que a la estructura 5-7-5 se le aplica la variante 3-5-2, tal como Bilardo paraba a sus equipos de fútbol (con tres defensores, cinco volantes y dos delanteros), creando de este modo el “haiku Bilardo”. Cada partido está contado con 12 haikus bilardistas.
Figueras y Marcos logran amalgamar la magia futbolera con los sortilegios de la poesía oriental, en un libro atrapante y audaz, que propone una nueva forma poética. Excelente obra de apropiación y de calidad, que recupera el espíritu lúdico de la literatura y nos recuerda que no siempre todo está inventado.

DONDE SE CONSIGUE EN EZEIZA. Haikus Bilardo puede comprarse en la sede de La Palabra de Ezeiza (lunes a viernes, de 9 a 14) y en la sede de la Biblioteca Storni (Avellaneda 51, lunes de 10 a 12, martes a viernes 10 a 16 y los sábados de 9 a 13). Valor: $90.

Inglaterra (*)

Por Fernando Figueras y José María Marcos

Tranquilos,
es un partido,
nada.

Tratamos
de pensar en
eso.

Oh, Dios,
no era verdad.
Odio.

Sabías,
gran barrilete
cósmico.

Sudaca:
era a cruz o
cara.

No había
dónde escapar,
pibe.

La mano
de Dios, primer
acto.

Gambeta
endemoniada,
otro.

Charrúa
Tatagol grita:
¡genio!

Te quiero
cada vez más,
Diego.

Los hóligans
crearon el
fútbol.

Nosotros,
audaces, el
fuego.

(*) Narración poética del encuentro Argentina 2-Inglaterra 1 (Mundial México 86).

Un hincha de Camerún recordó el 0-1 en Italia 90

Fernando Figueras, Maxime Tankou y José María Marcos.
Para la realización de Haikus Bilardo, Fernando Figueras y José María Marcos entrevistaron a Maxime Tankouo, ex jugador de fútbol camerunés y propietario de “El Buen Sabor”, un restorán mítico porteño que ofrece comida de Camerún. La anécdota de Maxime es la siguiente: “La televisión llegó a Camerún en 1986. Para la final del Mundial de México un inspector de policía trajo una tele blanco y negro. La puso en la calle, colocó sillas adelante y vimos Argentina-Alemania sentados como en una tribuna. Todos hinchábamos por Argentina, porque éramos fanáticos de Maradona, del fútbol argentino y de Bilardo. Para el Mundial 90 ya había televisores color, y el triunfo ante Argentina, con el gol de Omam-Biyik, fue una enorme alegría. Ese año pensábamos llegar muy lejos. Teníamos un gran equipo igual que en 1982. Contra Argentina, Camerún jugó el típico fútbol africano, de mucha fuerza, y no se achicó ante el campeón. Los festejos fueron interminables. Todos los bares estaban repletos. Bailamos adentro y en las calles. Tomamos cerveza hasta el amanecer. Años después, entrené con Tomas Libiih, el jugador que le puso una patada en el pecho a Maradona. Un dato que me llena de orgullo es que Argentina nunca pudo ganarle a Camerún. Y remarco la palabra ‘orgullo’ porque admiro el fútbol argentino, que sin duda es uno de los mejores del mundo”.