Por José María Marcos, exclusivo para INSOMNIA, Nº 136, abril de 2009
Leyendas de la Ciudad Blanca. Las ruinas de Aras I es una auspiciosa muestra del Reino de Hárkad y su idiosincrasia. A medida que los personajes inician su travesía (física y espiritual), vamos descubriendo los misterios de la región y compartimos junto a ellos sus reacciones, sus miedos y sus pensamientos. En su lectura, notamos que detrás de todos los ropajes simbólicos el autor ha puesto el acento en retratar las líneas básicas del destino humano, guiado por los ejes de los cuentos de hadas: el camino hacia las revelaciones y la verdadera identidad, el establecimiento del orden, la toma de conciencia del universo y la restauración del equilibrio primigenio. La narración es clásica, con presentación, nudo y desenlace, y mezcla en dosis justas la descripción con la acción. La prosa fluye tanto en las escenas como en los rasgos que van desplegando los protagonistas, y el lector, si se hace cómplice con Castejón, puede verse marchando por esos parajes medievales al lado de Jin, Krahova, Stan y Tórnax. Como toda historia de largo aliento, en Leyendas de la Ciudad Blanca. Las Ruinas de Aras I el autor ha dejado una gran cantidad de puntas abiertas que se irán cerrando y resignificando a lo largo de los restantes tres libros. Destacable es que ha urdido una trama sin descuidar el gran relato ni las particularidades de estos personajes, que prometen hacernos pasar buenos momentos casi como si fuéramos sus amigos, con quienes podemos descubrir la otra realidad que todos atesoramos en lo más profundo de nuestra imaginación.