Bajo la coordinación de Umlaut Media Press, los escritores Fernando Sorrentino, Marcelo di Marco y Juan José Delaney charlaron sobre las posibles conexiones entre la literatura fantástica y el género policial, el viernes 27 de marzo de 2009, en la sala Jacobo Laks del Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543). La moderación estuvo a cargo de Gabriela Pomi.
LÍMITES DIFUSOS
“Las etiquetas sirven para clasificar la literatura. Cuando uno entra en una librería sabe que a Drácula no lo va a encontrar en la sección ‘Literatura gauchesca’. Sin embargo, eso también es relativo, porque el ‘gore’ (que sería ‘tripas’ en castellano) quizás haya sido inaugurado por José Hernández. ¿Se acuerdan con qué un indio había atado las manos de una prisionero? Las había atado con los intestinos de su propio hijito. Hannibal Lecter es un poroto a su lado”, planteó Di Marco en el comienzo de la charla para dejar en claro lo difícil que es hablar de géneros literarios.
Juan José Delaney aportó que “los límites de los géneros tampoco están demasiado bien limitados entre los académicos; por ejemplo, para Enrique Anderson Imbert La metamorfosis era realismo mágico, que vendría a ser como una mirada extrañada de la realidad. Otro ejemplo sería: La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares, que para unos es ciencia ficción y para otros literatura fantástica”.
Fernando Sorrentino acordó en lo difícil de la clasificación y expresó que para escribir literatura fantástica hay que ser extremadamente realista: “Uno debe preparar lo que yo llamo ‘la escenografía’, porque, de lo contrario, nadie creerá en esos textos. Esto pasa con los cuentos de E.T.A. Hoffmann donde todo lo que ocurre es fantástico. Entonces si todo es fantástico nada es fantástico. Es como aquel alumno que subraya todo para sacar lo más importante del texto, y si todo es importante, nada es importante. Por eso, para alcanzar cierta eficacia narrativa hay que introducir lentamente un hecho fantástico a un escenario realista. En síntesis: la realidad es la base del relato fantástico”.
WALPOCE, POE Y LO SINIESTRO
“Horace Walpoce inaugura el género gótico con El castillo de Otranto, pero luego Edgar Allan Poe nos enseñó (y no hay narrador que no le deba algo a Poe) que en el cuento hay un centro de gravedad. El personaje recibe una misión, y entonces la trama se desarrolla alrededor de ella. Ante un hecho agresivo, el personaje debe adaptarse, pelear o escapar”, expresó Di Marco, y agregó: “Cuando le dijeron que él estaba influencia por Hoffmann, Poe respondió: ‘Mis terrores no vienen de Alemania, vienen del alma’. Y creo que allí esta una clave del género. Otro elemento es lo que Freud llamó lo ‘siniestro’, que es aquello que siendo familiar de pronto se transforma en una amenaza. Entendí bien este concepto poco después de que falleciera mi abuela cuando visité su departamento vacío, que se hallaba justo en el edificio donde C.E. Feiling situó su novela de terror El mal menor. Al entrar, sonó el teléfono, y eso me puso en estado de alerta. Levanté el tubo y oí que me decían: ‘Hola, habla la abuela’. ‘¿Perdón? ¿Quién habla?’, dije. ‘La abuela que vive donde vivía su abuela’. ‘¡Mire, señora, por favor, dígame quién es!’. La cosa terminó de lo más sencillo: era una mujer a la que le decían ‘La abuela’ y vivía en el mismo edificio. La mujer me había visto llegar y quería avisarme que una sobrina estaba interesada en alquilar el departamento. Yo, que estaba en un momento especial, me sentí muy conmovido”. Para graficar el funcionamiento de un cuento de terror, Di Marco leyó “El espectáculo es continuado”, de Roland Topor.
EL APORTE Y LA CONEXIÓN
“La literatura fantástica aporta algo muy valioso: una forma de conocimiento extra-racional, una mirada de que existe un tramado secreto de la realidad. Y creo que Borges es uno de los escritores que más ha aprovechado esta posibilidad”, aportó Delaney.
Más adelante recordó que “Adolfo Bioy Casares, para una revista que yo dirigía (El Gato Negro), afirmó que hay una conexión secreta entre la literatura fantástica y policial. En este sentido menciona a Borges y Poe, y aunque no se nombra, está implícito él mismo. Después no explica cuál es la conexión subterránea, pero yo pienso que se refería al misterio. Sin embargo, él se refería sólo a una vertiente, el relato inglés, y no a la novela negra norteamericana, que tanto él como Borges detestaban”. “Otro hecho —concluyó Delaney— es el problema del mal, que estaría abordado desde los dos géneros”.
CIENCIA FICCIÓN
Según anunció Umlaut Media Press, la mesa redonda de abril abordará el tema de ciencia ficción.