“El fondo del corazón es árido. El hombre siembra sólo aquello que puede… y lo cuida”. Stephen King, Cementerio de animales

Tierras de prodigios (*)

Sin perder un instante. Relatos de viaje, de Milagros Alonso (Ediciones del Cedro, 2010, 72 páginas).

El libro Sin perder un instante. Relatos de viaje, de Milagros Alonso, se presentó el pasado lunes 12 de abril de 2010 en la Biblioteca Popular Alfonsina Storni de Ezeiza. Se realizó en el marco de la muestra conjunta Unidas por el Arte, que contó con la presencia de las artistas plásticas Beatriz Alonso y Elsa Molina, que expusieron sus obras en el Salón de la Comunidad de la Municipalidad de Ezeiza (Avellaneda y Ruta 205, de Ezeiza), a raíz de una convocatoria de la Dirección de Cultura y Educación.
MARCOS
En su carácter de presidente de la Subcomisión Biblioteca, José María Marcos dio la bienvenida a los presentes y subrayó: “Agradezco a la Dirección de Cultura y Educación haber podido hacer un acto compartido, pues es muy bueno que los vecinos entren más seguido a la biblioteca, se enamoren de los libros y descubran todo lo que la entidad tiene para dar”. A continuación expresó: “Sin perder un instante. Relatos de viajes es el cuarto libro de esta reconocida poeta chubutense, quien tiene además otras obras inéditas y ha recibido diversos reconocimientos que van desde integrar diversas antologías hasta la obtención del 1º premio del Certamen Literario Aniversario del Municipio del Chubut en 1993 y el 1º premio del prestigioso certamen Corona del Poeta Eisteddfod del Chubut”.
“Sus anteriores producciones (A pesar de todo, Con mi mochila de luz y viento y Sin brújula precisa) se vuelcan a la poesía —prosiguió Marcos—. Esta cuarta producción es una obra narrativa que, desde una misma esencia poética, deja constancia de las sensaciones vividas por Milagros en una enorme diversidad de países, algunos de los cuales visitó junto a su prima, la artista plástica Beatriz Alonso. Gracias a su atenta mirada, la primera parte del libro nos lleva a remotos lugares como Egipto, Austria, París, las ruinas de Machu Pichu o las Cuevas de Altamira, y, de algún modo, nos invita a ser testigos privilegiados de sus emociones. En la segunda sección, la autora nos lleva a recorrer ‘Los senderos de la Patagonia’, y, casi al final, nos invita a conocer el querido pueblo de Gaiman, donde su padre, Joaquín Alonso, creó el parque artístico El Desafío, que, entre otros reconocimientos, fue incorporado al Libro Guinnes por ser la mayor obra de arte basada en el reciclado de materiales. Aunque, quizá, pueda sonar reduccionista, a mi juicio, en este relato reside la esencia profunda del libro, porque es como si Milagros después de tanto andar por el mundo descubriendo prodigios, también haya descubierto los prodigios en su tierra natal, algo que, a su vez, nos invita a nosotros, lectores, a descubrir las maravillas que por cotidianas a veces no alcanzamos a ver”.
ALONSO
A continuación, Milagros Alonso leyó fragmentos de la obra “Frente al mar”, de Alfonsina Storni, “como homenaje a la poeta y a la Biblioteca, y también porque yo me crié frente al mar y siento lo que significa nacer y crecer frente a aquella inmensidad eterna”.
Luego contó: “Mi primer libro fue A pesar de todo y apareció en el 2001. Nació a partir de que la crisis económica y la partida de mis hijos, cuando me dije: ‘Hay que seguir a pesar de todo’. Gracias a ese momento difícil y traumático, comencé a viajar para estar con mis hijos y, poco a poco, recorrí distintos lugares. Siempre llevo conmigo un cuaderno y un bolígrafo, y en esas visitas comencé a anotar ideas, percepciones, datos, y aquello se fue transformando en metáforas, sinestesias y melodías alfabéticas, que hoy están plasmados en el libro. ¿Y por qué Sin perder un instante. Relatos de viajes? Eso es algo muy de los Alonso, que tratan de aprovechar al máximo las ocasiones que se les presentan”.
“En 1948 —recordó— llegué a Chubut, a los 3 años. Allí me recibí de docente, me casé, tuve hijos y desarrollé mi vida. Como docente y artista, uno trabaja cotidianamente con la palabra y siento que vivo en estado de arte, porque, más allá de mis limitaciones, busco placer al escribir y deseo generar placer en quien lee mis textos. Por otra parte, el que vive en estado de arte está conectado con un cordón umbilical que le hace de radar, que le permite captar cosas que luego se incorporan a la obra”.
En el cierre, Milagros le agradeció a “Beatriz Alonso que me haya invitado a presentar este libro” en Ezeiza y a todos los presentes “porque si están acá es porque algo nos hermana y nos permite ser parte de este acontecimiento singular, gracias a ese cordón umbilical donde viven las percepciones más íntimas y trascendentes”.

(*) Nota publicada el jueves 15 de abril en La Palabra de Ezeiza.
Milagros Alonso y José María Marcos en la Biblioteca Storni.