“El fondo del corazón es árido. El hombre siembra sólo aquello que puede… y lo cuida”. Stephen King, Cementerio de animales

Baviano | Las fuerzas que hacen posible la vida

Palabras de José María Marcos en la presentación de Baviano, de Luis Alexis Leiva. Sala Augusto Raúl Cortazar, Biblioteca Nacional Mariano Moreno, viernes 22 de marzo de 2024.


Hoy nos reunimos en Biblioteca Nacional para presentar Baviano, de Luis Alexis Leiva, editada por el sello Muerde Muertos. La novela forma parte de la Colección Muertos, integrada por obras que tienen un sesgo mayoritariamente dedicado al terror y lo fantástico. 
Agradecemos a las autoridades de Biblioteca Nacional por permitirnos realizar esta presentación aquí, como tantas veces; y a sus trabajadores por asistirnos en las cuestiones técnicas y por disponer del espacio de la mejor manera. Este es un lugar emblemático que nos representa.
No quiero dejar de mencionar que atravesamos un momento difícil para el país, para la comunidad, el mundo del trabajo y de la industria, en general; para la cultura, en particular. Abrazamos la idea de que la alegría no impide la memoria ni que la memoria impide la alegría. Por esta razón, el encuentro es tanto una celebración como una declaración del valor que damos a la cultura, el arte, los libros, el pensamiento.

Por esas vueltas del azar, hoy estamos lanzando Baviano en la sala Cortazar. Muchos de los que vienen por primera vez suelen pensar que se llama así por Julio Cortázar, el autor de Rayuela, referente de la literatura fantástica, quien también ha escrito cuentos de terror y dejó su huella en el siglo veinte.
Sin embargo, la sala Cortazar se llama así por Augusto Raúl Cortazar, académico, bibliotecólogo, reconocido folclorólogo, que era primo de Julio Cortázar. Augusto también dejó una abundante obra escrita, aunque se trata de ensayos sobre el folclore argentino y latinoamericano.
¿Por qué hablo de esto, de esta frecuente confusión que es apenas una contingencia en esta tarde? Porque esta doble vía, este cruce, tiene mucho que ver con Baviano.
Luis Alexis Leiva realiza una mezcla muy interesante entre literatura y folclore, y desde allí va construyendo puentes que unen obras de la narrativa universal con leyendas rurales, y en el medio mete de todo. En un listado rápido podemos decir que hay menciones al Quijote, Los Redondos de Ricota, Lady Gaga, comedias argentinas, tangos, rancheras, milongas, mitos rurales. Leandro Arias lo dice así en la contratapa: “Baviano es una sólida novela de ritmo sincopado, como una chacarera que une a Cervantes con Bowie y a Di Fulvio con la nigromancia”. 
El autor estructura su historia desde una idea base, un argumento que luego va expandiendo. Se pregunta y trata de imaginar cómo el mito de la Cueva del Diablo (propio de España, con epicentro en la ciudad de Salamanca) viaja hasta América y termina convirtiéndose en el mito de la Salamanca, muy presente en el noroeste argentino.
Sucintamente: la Cueva del Diablo, como reflejo de la Universidad de Salamanca, es el lugar donde el demonio donde el demonio recibía a sus discípulos. A su vez, la Salamanca, como el reflejo de la Cueva del Diablo, es un espacio donde brujas y demonios imparten sus enseñanzas y celebran sus aquelarres.
El devenir histórico se estructura alrededor de un personaje: Joan Xuárez, asiduo concurrente a la Cueva del Diablo. Lo contemporáneo se canaliza a través de Ignacio Bustos, quien es contratado para realizar una investigación.
Este es apenas el punto de partida. Un arranque prometedor, por supuesto. Luego nos encontramos con la novela que Luis construyó y que valoramos desde Muerde Muertos, porque, desde lo formal, tiene un montaje muy acertado con hechos que se encadenan a través de los siglos, con un lenguaje preciso, por momentos barroco y en otros poético, que es el necesario para que la historia sea una experiencia atrapante.
Desde el contenido, apreciamos la novela porque entendemos que refleja cómo la Salamanca tiene que ver con el proceso de la conquista de América, con la respuesta de los colonizados apropiándose de elementos de otra cultura, para producir un nuevo significado. La Salamanca no es lo mismo que la Cueva del Diablo. En la Cueva, el diablo es la tradicional representación del mal, la objetivación de una fuerza hostil y destructiva. En cambio, en la Salamanca el diablo y sus secuaces son dadores de saberes. 
La Salamanca, en particular, tiene que ver con ese diablo que es convocado durante el carnaval norteño, en el que se abre simbólicamente un tiempo para liberar la alegría, las fuerzas que hacen posible la vida y la reproducción. El carnaval comienza en el inicio de la cuaresma católica. Ahí podemos ver cuán distintos son los diablos. En contraposición del demonio cristiano occidental (al que no debemos casi ni mencionar y siempre es una amenaza), la fiesta norteña empieza con la liberación del diablo y termina con su entierro (en un pozo, que representa la boca de la Pachamama), marcando la importancia de contener y de darles un cauce a las fuerzas que escapan a la razón. 

Con Luis nos conocemos por la literatura. Acompaña Muerde Muertos difundiendo la tarea del sello desde que lo pusimos en marcha en 2010 con mi hermano Carlos. Incluso, estuvo particularmente cerca de la salida de La hinchada caballerosa de César Fuentes Rodríguez en 2015. Toda esta historia está presente en la tarde hoy. 
Gracias, Luis, por ayudarnos durante todo este tiempo y ahora por confiar en Muerde Muertos en la salida de esta novela, que espero disfruten muchos lectores y muchas lectoras.
Cierro con una esperanza salamanquera: ojalá que los diablos y las diablas que andan sueltos gesten un nuevo tiempo y hagan nacer una vida posible.