Reseña de Un barrio silencioso (Azul Francia, 2019) de Luis Alexis Leiva. Ilustrado por Andrés Casciani | Por José María Marcos para La Palabra de Ezeiza
“¡Soñad!, que los sueños dan forma al mundo”. Con esta cita de Neil Gaiman comienza el libro Un barrio silencioso (Azul Francia, 2019), de Luis Alexis Leiva, quien —al modo de Las mil y una noches o El hombre ilustrado de Ray Bradbury— presenta una historia atravesada por relatos que nacen de una misma columna vertebral. Con referencias que van desde La Divina Comedia hasta Ambrose Bierce, Robert Chambers y Virginia Woolf, acompañadas por la circulación de un periódico titulado Tercer Ojo (con resonancias místicas al ojo que puede ver “otro plano de la realidad”), Leiva nos presenta la travesía de Orlando, quien se muda a un nuevo departamento, donde conocerá a sus peculiares vecinos, mientras la realidad se irá tornando cada vez más extraña e irá comprendiendo que su memoria tiene baches y esconde algunas piezas del tablero. A medida que Orlando recorre el complejo habitacional y se despliegan los relatos (mayormente oníricos, cercanos a las pesadillas), los lectores vamos descubriendo —junto al protagonista— que los dos planos exhibidos forman parte de un sola excursión interior que Luis Alexis Leiva propone a partir de un acertado manejo de las citas literarias, los símbolos y las deliberadas sombras. El libro se completa con ilustraciones del artista plástico Andrés Casciani, quien logra captar, a través de bellas imágenes, el ambiente brumoso y quimérico de este enigmático barrio que vale la pena visitar.