Cuerpo poético concreto, de Alejandro Thornton (2013) |
Cuerpos de día
De día, la luz hace realidad los cuerpos y los torna
posibles, los convierte en envases y contenidos para crear el mundo. El sol
muestra a un hombre en la calle para que algunos soñemos un prójimo, otros un
vagabundo, un delincuente, un asesino, una mártir, un suicida, un suicidado, un
suicidante, arte contemporáneo, una performance, una aparición, algo que sobra,
una sobra, algo que falta, una falta, algo que ocupa demasiado lugar, un no
lugar, un pordiosero, un pordemoniosero, un cero, menos que un cero, un error,
una enfermedad, el invierno, un futuro, un consejo, una premonición, una
horrible advertencia, una forma de evocar lo que somos, una forma de desdeñar lo
que somos.
Cuerpos de noche
De noche encendemos alguna lámpara para que el genio de los
deseos entretenga a las sombras y disipe nuestras tinieblas, y así poder vernos
el rostro, los rostros, el cuerpo, los cuerpos, y prepararnos antes de espantar
las cosas y el mundo.
No hay nada mejor que la oscuridad para ocultar ciertas verdades.
No hay nada mejor que la luz para ocultar la verdad de ciertas
verdades.
No hay nada mejor.
No hay nada.
No hay, no.
Ecos de los cuerpos
Hace años escribí: “La poesía es sólo una odiosa música de
cadáveres en danza”. Hoy registro baúles y encuentro fragmentos de espejos que
rompí para convocar a la mala suerte, y exclamo: “¡Oh, diosa, baila y canta otra
vez!”. Nos abrazamos y mis venas afiladas cortan los reflejos agonizantes, y
encuentro mis ojos, porque allí quiero encontrar mis ojos, y hasta mi sangre y
mis palabras y un destino que ya no será mío, y evoco un sueño en el que no
podía recuperar otro sueño, pero le pedía a ella que me lo cantara, porque ella,
sí, sabe soñar, y entonces la melodía y los versos inundan el escenario y
comprendo que ella hace posible ese milagro, porque ciertos indicios pueden
recordarse únicamente cuando atravesamos el crujiente puente de ecos y
admitimos la ilusión o la magia o la incertidumbre de ser otro ser.