“El fondo del corazón es árido. El hombre siembra sólo aquello que puede… y lo cuida”. Stephen King, Cementerio de animales

La Rebelión de las Tintas: José María Marcos

Por Damián Scokin para La Rebelión de las Tintas Sábado 21 de abril de 2018

“La memoria es invadida constantemente por la imaginación y el ensueño, y puesto que existe la tentación de creer en la realidad de lo imaginario, acabamos por hacer una verdad de nuestra mentira”. Luis Buñuel

La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido, decía el gran amigo Howard. ¿Pero a qué le llamamos desconocido y qué tan seguro estamos de lo “conocido”?
¿Cuánto podemos confiar en nuestros sentidos arcaicos? El ojo captura información incompleta del mundo externo a partir de una imagen que no es completamente fidedigna; retiene lo más importante y descarta los detalles más triviales.
El cerebro es, en realidad, el órgano que le da sentido a esta información, pero ¿qué sucede si algo se altera, si el filtro deja pasar cosas que debieron ser fagocitadas por el olvido, ya sean reales o no? Entramos en una realidad dentro de un borrador; la obviedad es lo primero que se obvia, dice el viejo adagio, y está al alcance de todos.
Tal vez la claridad esconde algo detrás de la obviedad, convive con nosotros diaria e íntimamente sin darnos cuenta, y es esa percepción la que abre las puertas a una nueva realidad. El terror no sólo se nutre de oscuridad, acecha a plena luz del día y en cualquier lado. La oscuridad sólo la hace visible.
José María Marcos es uno de esos cerrajeros portador de la llave a esas puertas, desde su Uribelarrea natal en 1974 y en calidad de editor, periodista y escritor. Publicó Recuerdos parásitos (2007), Los fantasmas siempre tienen hambre (Muerde Muertos, 2010), Muerde muertos (Muerde Muertos, 2012), Proyecto Ivanov (Eloísa Cartonera, 2011), Haikus Bilardo (Muerde Muertos, 2014), El hámster dorado (Del Naranjo, 2014), Monstruos de pueblo chico (Galerna, 2015) y Frikis mortis (Del Naranjo, 2016).


Invocando a la luz mala, dejó las siguientes respuestas:
—¿Si te das cuentas que sos el personaje de un libro, qué le pedirías al autor?
—Que me construya una casa rodante indestructible, con todas las comodidades, y me deje pasear por una saga de quince tomos.
—Si quisieras ser el personaje de un libro, ¿a quién se lo pedirías?
—A Ricardo Esquilachi, autor de La ola oscura. O tal vez a Ralph Barby, creador de Aventureros en el planetoide.
—¿Cuál sería el grito o mensaje de batalla para la tropa?
—¡Muerde Muertos y Colifatos del Mundo, Uníos!
—¿Qué estrategia proponés para combatir a la realidad y sus huestes?
—Fundar la República Perpetua de Uribelarrea.
—¿Qué pregunta te gustaría responder y nunca te hicieron?
—¿Estás de acuerdo con que Álex de la Iglesia y Demián Rugna adapten y filmen juntos tu nueva novela?
—Última y no menos importante: la prueba del traje de baño. ¿Por qué el universo trabaja de formas misteriosas?
—El universo se parece un poco a Terminator, un cacho a Cthulhu y otro tanto a King Kong, y no le gusta andar dando explicaciones.