Por José María Marcos, exclusivo para INSOMNIA, Nº 152, agosto de 2010
El artesano del miedo (Corregidor, 2010), de Gillespi y Leandro D’Ambrosio, es sin duda una gran obra que colabora en la necesaria conservación del legado de Narciso Ibáñez Menta, tanto para los amantes del género fantástico como para los investigadores de los medios masivos de comunicación y la televisión en particular.
Considerado el terror, la ciencia ficción o el policial como géneros menores, y en un país como Argentina donde la preservación de archivos sigue siendo muy precaria, la aparición de este libro es un nuevo acto de justicia que pone a Narciso en su justa dimensión, mostrándolo como uno de los antecedentes más importantes a la hora de hablar de cine de terror y un referente obligado para quienes desean transitar este género. El documental “Nadie inquieto más”, de Gustavo Mendoza, y otras investigaciones paralelas van ayudando a subsanar esta deuda.
Con sólo recorrer el apéndice de El artesano del miedo (donde figuran todos los ciclos de terror y misterio del actor en la tevé argentina), uno percibe que Narciso Ibáñez Menta y su hijo Chicho Serrador han logrado llevar a la pantalla grandes autores de la literatura universal y temas clásicos de horror como nunca antes nadie lo había hecho, construyendo piezas que deberían ser más estudiadas y tenidas más cuenta por los actuales creadores.
Así las cosas, y gracias a la contagiosa pasión de estos fan-biógrafos, contamos hoy con un material que ayuda a entusiasmarnos con una obra que, por méritos propios, siempre regresa de la muerte y del olvido.