José María Marcos y
su nuevo libro
El joven periodista y
escritor oriundo de Uribelarrea acaba de lanza una nouvelle de intriga
ambientada en su pueblo natal. Por Leandro Barni para El Ciudadano Cañuelense (*)
“Todos tenemos un monstruo en nuestra casa —relataba
mientras fumaba y se acariciaba su enorme bigote—. Más aquí, en Uribelarrea,
donde el hogar carga con las leyendas del campo: la luz mala, los aparecidos,
las almas en pena. Ojo: en los edificios también hay. No vayan a creer lo contrario.
Todos tienen su monstruo. El tema es que muy pocos lo saben”.
A mitad de camino entre los cuentos de terror, la literatura
gauchesca y las leyendas rurales, José María Marcos acaba de publicar Monstruos
de pueblo chico, un thriller protagonizado por Mariano Gabriel González, un
uribeño que un día se traslada a trabajar a la ciudad de Buenos Aires. Con los
años, al querer reencontrarse con sus raíces, descubrirá que heredó un
monstruo.
Curiosamente el texto surgió a partir de los rostros de
arcilla realizados por la desaparecida escultora Regina Bigiotti, inspirados en
el Martín Fierro, hoy material del
Museo José Hernández, ubicado en la cada de los padres de José María.
Monstruos de pueblo chico forma parte de la colección
Galerna Infantil, dirigida a ese segmento de la llamada literatura infantil y
juvenil, la que no excluye un público más amplio, por fuera de las barreras
etarias.
Junto a su oficio de escritor, Marcos —fundador del sello
editor Muerde Muertos— desarrolla el periodismo en la localidad de Ezeiza.
—¿Qué injerencia
tuvieron los rostros de Regina Bigiotti en su libro?
—Los cincuenta rostros creados por Regina Bigiotti,
inspirados en el Martín Fierro, constituyen
una obra extraordinaria. Hoy, forman parte del Museo José Hernández de Uribelarrea,
a cargo de mi hermana Jorgelina y mis padres Silvia e Ignacio. Regina era amiga
de mi familia y conozco las esculturas desde niño. Cuando íbamos a visitarla, me
quedaba horas contemplando esos enigmáticos rostros, y a la hora de escribir,
quise evocar la fascinación de aquellos días. Articulé la historia inventando
la leyenda de que cada familia de Uribelarrea tiene un monstruo en su casa, y
el protagonista debe enfrentarse con el suyo, cuando decide volver al pueblo para
poner en marcha un museo gauchesco. A veces la vida es un baile de disfraces y
debemos aprender a danzar con lo que nos toca en suerte.
—¿A qué edad va
dirigido el libro?
—Está dentro de la Colección Infantil
de Galerna, dirigida por Franco Vaccarini, con una lectura recomendada a partir
de los 10 años. Mi anterior libro, El
hámster dorado, que salió en 2014 por la Colección La Puerta Blanca de la Editorial Del Naranjo, está
recomendado a partir de 12 años. En lo personal, opino que ambas novelas pueden
ser disfrutadas también por adultos.
—¿Considera que el
libro puede generar un mayor interés por conocer Uribelarrea?
—Ojalá Monstruos de
pueblo chico despierte tanto la curiosidad por Uribelarrea como por la obra
de Regina Bigiotti y el Martín Fierro
de José Hernández. Si alguno todavía no fue a dar una vuelta por allí, los
invito a conocer su historia, comer una picada, probar una cerveza, o, simplemente,
sentarse en la plaza a tomar mate o disfrutar del solcito.