“El fondo del corazón es árido. El hombre siembra sólo aquello que puede… y lo cuida”. Stephen King, Cementerio de animales

La mano en el pecho

Reseña de Ocre urbano, de Enrique Medina (Galerna, 2014)

Por José María Marcos para el periódico Irreverentes

Enrique Medina —el gran narrador argentino que en 1972 sacudió el mundo literario con su novela Las tumbas— acaba de editar Ocre urbano (Galerna, 2014), su primer poemario. Entre la novela de 1972 (que describe la vida de un niño soportando la crueldad en un instituto de menores) y esta nueva producción, han pasado más de cuatro décadas y treinta libros, con traducciones al francés, portugués, inglés, húngaro, polaco y yugoslavo, adaptaciones al cine y el teatro y otros tantos reconocimientos.
Sin embargo, y pese a las innumerables transformaciones en el campo literario y en la sociedad en general, hay algo intacto en Enrique Medina: la búsqueda, su pasión por la palabra escrita y, sobre todo, el compromiso con sus principales desvelos: el amor, la muerte, la realidad, el poder, la opresión, el universo femenino.
Así como en sus más célebres ficciones —donde el acento estaba puesto en escarbar en los márgenes y hacer de ello una fortaleza, que lo transformó en un novelista a la altura de sus admirados Céline, Miller, Arlt, Marechal y Kordon—, en Ocre urbano, Medina vuelve a sorprender con una personal mirada sobre la poesía y presenta un libro escrito en versos directos y de desnuda sencillez, muchos ilustrados con imágenes que él mismo seleccionó.
El libro está dividido en tres partes: “Ocre plácido”, “Turquesa espiral” y “Días turbios”. Durante muchos pasajes, el narrador dialoga con LooSanty (alter ego protagonista de muchas de las novelas de Medina), y como indica Alejandra Tenaglia en el prólogo, el autor “nos lleva de la serenidad a lo brutal en sutiles vaivenes”.
En “Ocre plácido” encontramos el eterno retorno del autor a la búsqueda de comprender el alma femenina. En “La mujer”, por ejemplo, expresa: “Una mujer puede ser / (lo es, con seguridad), / bella y sensual, vital, / textual como el agua”. En “Una virgen” puede permitirse el humor: “Dijo ‘Soy virgen’ / y sus ojos / turbulencia / se clavaron en / mi garganta. // Sin responder / bajé y me / cebé un mate. // Luego subí / y le dije que / volviera / experimentada. // A mi edad / un nuevo dolor / sería / insoportable”.
En la segunda parte (“Turquesa espiral”), Medina nos lleva por bares, calles, subterráneos y una infinidad de recuerdos de una Buenos Aires en extinción; le dedica versos a Messi y Carlos Gardel; y se pregunta: “¿La poesía es / cuidar la rima, / o plantearse cosas?…”, para responder: “Por supuesto, las dos”. Puede darse el lujo de discutir a través de LooSanty con Stephen Hawking mientras saborea una parrillada con Borgoña.
En “Días turbios”, la tercera parte, Medina pone su mirada en lo social y escribe poemas en sintonía con “Síntesis”, que dice: “Hospitales / Burocracia / de la muerte”. Aquí desfilan temas más vinculados al hombre solo en la ciudad y reflexiones sobre un país que pudo ser y que ya no será, mientras que las mujeres se niegan a irse de los versos. Cierra el poema “Advertencia” (una declaración de principios que ha incorporado también a la reedición de sus libros): “Vivir es complicarse en cosas. / Cosas bien, cosas mal. / Hay árboles, hijos, libros. / De suerte, uno se muere. / Algunas cosas, no. / Lo que se hizo, se hizo, / y es inmodificable. // No se puede estar / al lado de cada lector / y señalarle: / “esta línea vale”, / “¡esta, no!”… / Es injusto. // No importa que uno / haya dejado de ser uno / y ahora sea otro. / El libro adquiere / su independencia /  al ser publicado. // Borges presumió de / ocultar ciertas páginas. / Céline pretextaba que / si no hubiera tenido que / ganarse la vida lo habría / suprimido todo. / Quizás exageraban, / o no, vaya a saberse. // Hay otros atajos: / La mano en el pecho, / es uno”.
“La mano en el pecho (o, tal vez, la mano en el corazón) es mi forma de escribir”, parece expresar Enrique Medina, quien en las páginas de Ocre urbano ha sido fiel al impulso íntimo de formular, una y otra vez, aquellas preguntas que le han dado sentido a su obra.

ENRIQUE MEDINA. Nacido en Buenos Aires el 26 de diciembre de 1936,  publicó Las tumbas (novela, 1972); Sólo ángeles (novela, 1973); Transparente (novela, 1974); Las hienas (relatos, 1975); Strip-tease (novela, 1976); El Duke (novela, 1976); Pelusa rumbo al sol (teatro infantil, 1976); Perros de la noche (novela, 1978); Las muecas del miedo (novela, 1981); Con el trapo en la boca (novela, 1983); Colisiones (ensayos, 1984), Los asesinos (relatos, 1984); Año nuevo en Nueva York (novela, 1986); Buscando a Maddona (novela, 1987); Desde un mundo civilizado (relatos, 1987); Aventuras prohibidas (relatos, 1988); El secreto (novela, 1989); El hombre del corazón caído (relatos, 1990); Gatica (novela, 1991); Es usted muy femenina (relatos, 1992); Deuda de honor (relatos, 1992); El escritor, el amor y la muerte (novela, 1999); La espera infinita (novela, 2001); Mujeres y amantes (novela, 2008); El Fiera (relatos, 2010); El último argentino (relatos, 2011); El jardín de Anías (novela, 2012); La yegua (novela, 2013); El tango de LooSanty (novela, 2013); y Ocre urbano (poesía, 2014).