“Lo fantástico es una mirada distinta sobre nuestro mundo”
Por José María Marcos, exclusivo para INSOMNIA, Nº 160, abril de 2011
En una entrevista para INSOMNIA, la escritora y psicóloga
Pilar Alberdi (Argentina, 1954) habló de su pasión por los libros y su reciente
lanzamiento en España de Tierras de
Esmeralda. La esfera mágica (Mundos Épicos Grupo Editorial, 2011), libro orientado
al público juvenil, que
busca ser la punta de iceberg de una serie de historias que ocurren en un mundo
vinculado a
las figuraciones homéricas.
La autora reside en Rincón de la Victoria (Málaga, España) y, además de Tierras de Esmeralda. La esfera mágica, acaba
de lanzar Alas de Mariposa (Editorial
Casals, 2011). Entre otros, le han sido concedidos los premios: Ciudad de Segovia
(Segovia, 1997); Lazarillo TCE —teatro de cámara y ensayo— (Manzanares, Ciudad
Real, 2000); y II Premio de Relatos, Feria del Libro de Madrid, Plaza &
Janés Editores (Barcelona, 2000). Fue finalista en: Premio Felipe Trigo de
Novela Corta (Villanueva de la Serena, Badajoz, 2010); VIII Certamen
Internacional de Microcuento Fantástico miNatura (Barcelona, 2010); IV
Convocatoria Horror Hispano Clásicos y Zombis, DH Ediciones (Vigo, España, 2010);
Ciudad de La Laguna de Cuento (La Laguna, Tenerife 1998); y Juan Martín Sauras
de Relatos (Andorra, Teruel 1999). Relatos suyos han sido seleccionados en
distintas antologías: III Certamen de Relatos Editorial Hipálage (Sevilla, 2010);
III Premio de cuentos Ediciones Beta (Bilbao, 2009); Premio de Vivencias Orola:
150 Vivencias y 150 Autores (Ediciones Orola, Madrid, España, 2010) y VI Premio
Calabazas en el Trastero: Bosques (Editorial Saco de Huesos, Valladolid, 2010).
—¿Cuándo
comenzaste a escribir?
—El
primer poema lo escribí a los doce años y se publicó en una revista española.
Antes de eso, recuerdo que en el colegio primario me interesó mucho Platero
y yo, de Juan Ramón Jiménez. Un par de años antes de escribir el poema
antes citado, leí en una enciclopedia por fascículos que se podía comprar en
Argentina, un haiku japonés que decía algo así como: “En el último instante, /
un gesto de piedad,/ no se te olvide”. Eran las palabras de un emperador a un
soldado. Casi al mismo tiempo, leí un fragmento de El viejo y el mar, de Ernest Hemingway, que me
impresionó vivamente. El esfuerzo de ese anciano por conseguir su objetivo, y
la ayuda del niño me parecieron sobrecogedores. Y quedé atrapada para siempre
en la literatura. Si me pongo a pensar en mi vida, diría que esos dos textos,
además de otros muchos, pero esos dos en concreto, llegarían a tener especial
significación.
—¿Por qué elegiste
lo fantástico como modo de expresión?
—Por
suerte, en Argentina (resido en España desde hace muchos años) podíamos leer a
autores como Quiroga y Borges, que eran lecturas obligatorias en la secundaria.
Por esa época también leí Crónicas marcianas y Fahrenheit 451, de
Ray Bradbury. Aparte de poemas, uno de los primeros libros que escribí contenía
relatos de ciencia ficción. Creo que lo fantástico es una mirada distinta sobre
nuestro mundo; nada más.
—¿Qué
problemáticas aparecen con recurrencia en tus obras?
—Esta
pregunta es para personas que se conocen muy bien, y lo mismo a su obra.
Intentaré contestarte. En el aspecto ético: me preocupa la injusticia, me duele
inmensamente el poder que algunas personas, grupos, naciones, puedan ejercer
sobre otros. Yo viví la época de las dictaduras en Argentina, y eso me ha hecho
valorar la democracia, pese a cualquiera de sus defectos. La vida es para mí un
valor incuestionable, y quiero creer que estamos aquí para aprender. Culturalmente,
creo en el legado transmitido de una generación a otra, a través de los
objetos, de las simbologías... Es algo
tan valioso lo que se transmite con las palabras...
—¿Cuáles son las
diferencias de escribir para adultos y también para niños y/o adolescentes?
—Decía Hans
Christian Andersen que él intentaba poner por escrito una idea para adultos,
pero escrita como para niños. Sí, creo que es así.
—¿Qué autores te
han influenciado y a quienes admirás?
—Necesitaría
muchos renglones para contestar esta pregunta. Poetas chinos y japoneses;
griegos y latinos; autores orientales de la antigüedad reunidos de manera
anónima en Las mil y una noches, o
modernos como Kahlil Gibran. Tengo una especial preferencia por el poeta griego
Kavafis, por los hispanoamericanos y españoles; por escritores rusos como
Tolstói, Chéjov o Dostoyevski; norteamericanos como Melville, Steinbeck,
Cheever, Willa Cather, Katherine Anne Porter, Flannery O’ Connor o J.D. Salinger;
franceses como Saint-Exupéry, Colette o Marguerite Duras; la danesa Karen
Blixen; los ingleses Mary Shelley, Jane Austen, Virginia Woolf o E.M. Forster. Mi
admiración es para todos, los que nombro y los que no, porque me han dado
experiencias de vida que de otro modo yo no habría podido tener, especialmente
en mi niñez, mi adolescencia y juventud, y porque he aprendido con ellos una
gran parte de lo que es la vida.
—¿Qué libros te marcaron?
—¿Qué libros te marcaron?
—Los
que leí en la adolescencia, sin duda. Cuentos de amor, locura, y muerte, de Horacio Quiroga, me impactó. En
especial el cuento de la gallina degollada. Una práctica habitual en el pasado,
pero que llevado al contexto en que lo muestra el autor, es estremecedor. Era
una adolescente y, sí, ese libro me impactó. Y también: Crónicas marcianas,
de Ray Bradbury, porque tantas veces el otro, es uno, y cuando se comprende
esto, se produce una apertura mental impresionante. También, El principito,
de Saint-Exupéry, y El coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel García Márquez. Todos
leídos por la misma época.
—¿Qué lugar ocupa la literatura en tu vida?
—¿Qué lugar ocupa la literatura en tu vida?
—Me
pregunto qué pasaría si diésemos vuelta a la pregunta: “¿Qué lugar ocupa tu
vida en la literatura?”. Así veo más clara la respuesta. Mi lugar es ínfimo, no
sé siquiera si algo de lo que he escrito quedará para el futuro. He disfrutado
con ella. Me ha servido para incentivar mi imaginación y la de las personas que
me rodeaban.
—¿Qué importancia
tienen los concursos y los premios en tu carrera?
—Han
sido un incentivo.
—¿Recordás cuándo
y cómo comenzó a gestarse el universo de las Tierras de Esmeralda? ¿Podés
explicar cómo ha sido el proceso de creación?
—Sí, la
escribí en el 2008. Ese año escribí varias obras para adolescentes. Algunas
quedaron sin acabar, esperando un mejor momento. Otras, como Alas de
mariposa, la acaba de publicar la Editorial española Casals, para su sello
Bambú. En todas se mezclaba el realismo y la fantasía. En el caso de Tierras
de Esmeralda. La esfera mágica la búsqueda de un ambiente adecuado me
llevó, por las propias ideas que deseaba transmitir, a buscar un mundo
fantástico de corte épico que tuviera reminiscencias del mundo clásico y
griego. Además, los personajes femeninos de las niñas y jovencitas tienen un
papel destacado, al menos tanto como el de los varones. Y como bien dice la
sinopsis es la historia de los tres reinos, las tres bibliotecas contra el
oscuro mundo de Ténebrus y sus secuaces, “donde un libro vale tanto como una
biblioteca, y una persona como todas ellas”. Creo que lo más difícil a la hora
de escribir cualquier obra es encontrar el ambiente adecuado. Luego en cuanto
hacemos posibles algunos personajes surgen los demás por necesidad. Siempre me
pregunto si están lo suficientemente vivos. Si siento que lo están, que son
creíbles, sigo adelante. Escribir, para mí, no es poner una palabra detrás de
otra. Preciso una o más ideas controladoras, digamos la subtrama, el fondo. Y
soy fiel al lema de que hay que “crear la emoción y mantenerla”, como dijeron
la escritora Gertrude Stein y el director de cine Hitchcock.
—No. Yo
ya era escritora antes de ser licenciada en Psicología. Aunque ser terapeuta
formada en constelaciones familiares y en otras terapias me permite comprender
mejor la influencia de una cultura sobre otra, de una generación sobre la
siguiente, o de las personas en la interrelación familiar o parental. Es algo
que debo agradecer.
—¿Las
circunstancias de la saga remiten a algún período histórico o a la actualidad?
—Podemos
decir que hay una reunión de períodos que no están tal como fueron en la
realidad, pero aparecen evocados: lo clásico y lo medieval, y quizá por mi
afición a la ciencia ficción, podemos encontrar en ese pasado objetos que nos
recordarán a los presentes. En ese sentido, Egregius Vetulus, que como un
demiurgo conoce y actúa en el espacio tiempo, me sirve a esos fines. No sé si
sería justo hablar de una ucronía.
—España tiene una
larga tradición de escritores volcados al género fantástico. ¿Cómo ves este escenario?
—Es
verdad que hay una larga tradición sostenida desde la propia oralidad, pensemos
en los cuentos de “meigas”, en los de aparecidos, en los de gigantes, propios
de los cuentos populares, o en autores reconocidos como Bécquer y sus leyendas.
Otros del siglo XX, como Nalé Roxlo, Wenceslao Fernández Flórez o Cunqueiro, y,
por supuesto, los actuales. Sin duda, hay una base árabe importante, pero por
otro lado está la tradición europea y anglosajona derivada de las viejas gestas
normandas, y de las historias que nos han podido llegar de oriente y África. Personalmente
creo que el fantástico español (terror, épica, fantasía, ciencia ficción) vive
un buen momento. En mi caso, estoy muy agradecida a la editorial Mundos Épicos por
aceptar en su catálogo a Tierras de Esmeralda. La esfera mágica.
—Se nota que sos
una escritora muy inquieta, curiosa y conectada con tus lectores. ¿Tus blogs te
han ayudado a profundizar la comunicación con ellos?
—Aún
espero que me ayuden mucho más en el futuro, pero, sí, reconozco que me
interesan los demás. Me gusta saber cómo son, por qué piensan cómo piensan. Y,
por supuesto, me gusta leer las obras de otros escritores que están en la red,
y si tengo tiempo también las reseño.
—¿Qué otros
proyectos tenés en marcha?
—Entre los
proyectos que se han concretado estos últimos días, está la publicación de Alas de Mariposa en la editorial Casals,
sello Bambú. En lo demás espero con ilusión que se vayan concretando más temas
que están en curso y que podrían llevar a nuevas publicaciones.
—¿Cómo han sido
las primeras repercusiones de la aparición Tierra de
Esmeralda. La esfera mágica?
—Todavía
es pronto para dar una opinión. La editorial Mundos Épicos tiene en este
momento una muy buena distribución y muy pronto iremos conociendo resultados.
Hay que pensar que hace poco más de un mes que salió a la venta, y ya me van
llegando los primeros comentarios de los lectores, entre los que se encuentran
numerosos profesores, a los que parece que la obra les está gustando.
—¿Igualmente, podés
adelantarnos cómo sigue la saga?
—Este
libro es autoconclusivo, pero la idea es continuar con más historias. De hecho,
llevo bastante avanzado el segundo libro, y para quienes ya hayan leído la
historia les puedo adelantar que me lo estoy pasando muy bien con los
adolescentes que van camino de las Montañas Azules. Allí los espero a todos.
ASÍ ESCRIBE PILAR ALBERDI
Se
levantó al amanecer. Y comenzó a moverse por el prado. Antes de salir inventó
una pared, un espejo, unos muebles, una taza de café caliente y una puerta.
Después un camino y a los lados un prado. Creyó conveniente hacer una cerca y
en la cerca un portón. Le pareció conveniente crear una persona. Y para que la
persona tampoco se sintiese sola a su lado colocó otra y entre ambos una
criatura más pequeña: una niña. Y para que esta tampoco se sintiese sola, creó
otro niño y para ambos un perro, y al perro le dio un gato, y al gato un ratón,
y así fue multiplicando la vida. Sonrió ante su primer caracol.
El fondo del horizonte la invitó a construir unas montañas. Y en los picos les puso nieve.
Después de haber creado el cielo, dispuso allí unas nubes; un sol, incluso lluvia; y dejó unas estrellas pintadas de blanco en lo alto para que se viesen de noche. Luego por no se sabe qué alegría nueva, disparatada y extraña, colocó con mano firme un globo aerostático y en el borde de la canastilla un pájaro, y más lejos otros volando. Y hasta un avión a un lado. Y después de ser capaz de crear todo eso y mucho más, la siguen llamando Tiza, simplemente tiza, nada más que tiza. (Cuento “La buscadora de formas”, finalista en el 8º Certamen Internacional de Microcuento Fantástico miNatura 2010).
El fondo del horizonte la invitó a construir unas montañas. Y en los picos les puso nieve.
Después de haber creado el cielo, dispuso allí unas nubes; un sol, incluso lluvia; y dejó unas estrellas pintadas de blanco en lo alto para que se viesen de noche. Luego por no se sabe qué alegría nueva, disparatada y extraña, colocó con mano firme un globo aerostático y en el borde de la canastilla un pájaro, y más lejos otros volando. Y hasta un avión a un lado. Y después de ser capaz de crear todo eso y mucho más, la siguen llamando Tiza, simplemente tiza, nada más que tiza. (Cuento “La buscadora de formas”, finalista en el 8º Certamen Internacional de Microcuento Fantástico miNatura 2010).
Un mundo nuevo y medieval
Por José María Marcos, exclusivo para INSOMNIA, Nº 160, abril de 2011
Tierras de Esmeralda. La esfera mágica (Mundos Épicos Grupo Editorial, 2011), de Pilar Alberdi, inaugura auspiciosamente un universo narrativo que, sumándose a una larga tradición, aporta elementos que merecen ser destacados.
Inscribiéndose en la corriente conocida como fantasía heroica, y dirigida a un público adolescente, la obra cumple con éxito con los requisitos del género, mostrando originales seres fantásticos y mitológicos, como las misteriosas Noctilucas, la malvada Arácknee o la vieja y cansada Qheimera, en un entorno medieval, con un fuerte componente mágico y épico.
Sin perder tiempo, la narradora —en la voz del escriba Fidelius— anuncia a los lectores que serán asistentes privilegiados del nacimiento de las Tierras de Esmeralda (o del linaje de Smáragdos), conocidas como de los tres reinos (Mytos, Circe y Artemisa), los tres linajes (Smáragdos, Akhéetes y Rubinos) y las tres bibliotecas. Advierte luego que estas tierras surgieron por temor al estirpe de los Ténebrus que, al modo de los grandes déspotas, no soportan el conocimiento y, por eso, han destruido todos los libros a su alcance, repitiendo una triste práctica que se puede encontrar desde la época en que gobernaba el emperador chino Qin Shi Huang (en el año 212 antes de Cristo) hasta fines el siglo XX en la Alemania nazi o en las dictaduras chilenas y argentinas.
Tras delinear las líneas principales de este combate entre el bien y el mal —con una fuerte carga simbólica y donde un libro puede cambiar el destino de la humanidad—, Fidelius revela que “esta es, pues, la historia de los primeros pobladores y de la niña que dio origen a la leyenda y que luego se convirtió en princesa, y más tarde en reina”.
A continuación, el copista presenta a los demás personajes, quienes van cobrando importancia a medida que corren las páginas, conformando así una obra coral que intenta mostrar que las transformaciones más profundas se logran gracias a la sumatoria de pequeñas nobles acciones. Y esto es algo que los lectores disfrutan, porque en la historia cada acción es central, y hasta el carcelero Gibbus —alienado y degradado por las fuerzas de Ténebrus Lupus— puede ser clave para la victoria de los buenos.
Por otra parte, y en contraposición de la tradicional supremacía masculina en estas aventuras, la autora ofrece personajes femeninos muy fuertes, como la propia Esmeralda que debe rechazar o aceptar su destino en los días por venir, y sus hermanas Ágatha y Rubí, quienes iniciarán una larga marcha junto al anciano Egregius Vetulus Magus, mago que sabe que quizás su principal misión no sea crear prodigios sobrenaturales, sino proponer el diálogo en el Consejo de Rhéetores, como vía de consenso para construir un destino en común. Tampoco falta el joven de corazón valiente y del que las jovencitas puedan enamorarse: en este caso se trata de Akótlythos, quien cae preso en el castillo, logra huir, y de muchacho común se transforma en un referente y una pieza fundamental de los acometimientos. Entre los infames, se destaca Arácknee, con sus arañitas espías, y el corrupto y mezquino Sombra, servil mercader del tirano. Y hay más, por supuesto.
En la introducción, Fidelius dice que “esta historia es continuación de otras y anticipo de las siguientes”. Los lectores seguramente tomarán debida nota de estas palabras, pues Tierras de Esmeralda. La esfera mágica es una obra valiosa por la lectura de las relaciones humanas en clave fantástica y, también, por la propuesta de un futuro que sus lectores sabrán apreciar siguiendo el camino de Kéleuthos, “aquel por el que van juntos los compañeros”.