“El fondo del corazón es árido. El hombre siembra sólo aquello que puede… y lo cuida”. Stephen King, Cementerio de animales

“Astillas” | Eliana Tortorella

Palabras de José María Marcos en la presentación de Astillas, de Eliana Tortorella. Patio al Sur, Tucumán 142, JM Ezeiza, sábado 4 de octubre de 2025.


Una de las primeras cosas que se me vinieron a la mente al leer el libro Astillas, de Eliana Tortorella, fue la palabra “compasión”.
Les cuento por qué: muchos de los presentes saben que Eliana cultiva una mirada piadosa sobre el mundo, quien haya cruzado algunas palabras con ella sabe de qué hablo, y siento que logró transmitirle esa sensibilidad a Astillas.
Por eso escribí, en la contratapa de la presente edición, que Eliana parece sugerirnos que “la poesía es, entre otras cosas, una reserva de la compasión”.
La compasión implica empatía y no se detiene en la pena, la tristeza ni la queja. Es un impulso que nos mueve a actuar, a mirar alrededor y, cuando ya no queda nada por hacer —o eso creemos—, nos hace entender que todos, al menos, podemos ofrecer una frase o una palmada de aliento.
Y muchos poemas de Astillas son justamente eso: gestos de esperanza, tanto para la autora como para quienes la lean.
Eliana no se deja arrastrar por la negatividad y la acidez de estos tiempos y, frente a las pérdidas y las injusticias, nos ofrece iluminaciones, plegarias, exhortaciones que nos permiten, por un momento, acceder a su mirada y descubrir un nuevo pliegue de lo real.
¿A qué me refiero con esto?
Ella no intenta negar la realidad, sino que busca crear con oraciones un espacio nuevo, un lugar donde poder tener un respiro ante lo que nos toca transitar.
Esto, junto con el cuidado de las figuras poéticas, es uno de los grandes logros del libro.
Podría decirse que Eliana está en sintonía con Liliana Bodoc cuando señala, en Oficio de búhos, que “los relatos son el modo más humano del tiempo”, porque sólo la palabra nos permite darle sentido a nuestra experiencia.
En ese intento, Eliana logra crear poderosos símbolos: pequeñas piezas narrativas que muestran el rostro más humano del tiempo y capturan las emociones que la atraviesan y nos atraviesan.
En este punto, y casi como una digresión, el libro me hizo pensar también en Fernando, el compañero de Eliana.
En algunas charlas con él, y en otras con Eliana, me enteré de que Fernando es un especialista en colecciones y sabe, entre muchas otras cosas, de figuritas.
Ustedes quizás se estén preguntando: ¿qué tiene que ver esto con Astillas?
Trataré de explicarme: el poemario está impregnado por la estética de las estampitas religiosas, y uno de sus textos centrales se titula justamente “Quedarán los besos en las estampitas”, un poema nodal en un libro dedicado a su madre.
Las figuritas de fútbol, de películas, de series y de tantas otras cosas tienen su origen en las estampitas religiosas.
Las primeras que se imprimieron tenían exactamente el mismo tamaño, por una cuestión industrial. Incluso compartían los mismos colores.
En España se las menciona como cromos. En otras partes se las conoce como láminas o postales. Y en algunos países de habla hispana, como México, todavía se las llama estampas o estampitas, como sucedía aquí hace varias décadas atrás.
Tanto en las estampitas como en las figuritas se busca conservar algo de la experiencia vital, del paso del tiempo, de lo sagrado que late en las emociones. Como dijo alguna vez Ana Pérez Cañamares, “todas las ruinas son sagradas porque alguien un día las llamó hogar”.
Creo que Eliana y Fernando comulgan en esta misma dirección.
Por todo esto, Astillas no es solo un libro: es la impresión de una parte de la emocionalidad de Eliana, algo de su universo, de su modo de transitar la vida junto a Fernando y su hija Carmela, con todos los que se acercan a Patio al Sur, al lado de todos aquellos que acceden a su trato.
Estoy seguro de que quienes se lleven Astillas, si se dejan permear por esa sensibilidad, no solo van a disfrutar de los textos, de su acertada poesía, sino que también se verán atravesados por la compasión que nos propone Eliana.

En Astillas, Eliana Tortorella parece sugerir que la poesía es, entre otras cosas, una reserva de la compasión. Sin dejarse arrastrar por la atmósfera ácida de estos tiempos, presenta un conjunto de iluminaciones, plegarias y exhortaciones, con la intención de suscitar un nuevo pliegue de lo real, frente a cuerpos vulnerados por la violencia y la marginación, al amor atravesado por la enfermedad, a la dignidad en medio del deterioro y la pérdida de la identidad. Proponiendo una ruptura de la temporalidad, insinúa que, junto a una vela roja, otra verde, el rosario, un espejo, rezos y las fotos de nuestros muertos, habitan un misterio y lo eterno de lo efímero: la belleza de los besos que quedarán para siempre en las estampitas. (José María Marcos, texto de contratapa)

El sello Patio al Sur presentó el libro Astillas, de Eliana Tortorella, el sábado 4 de octubre de 2025 en su sede de Tucumán 142, JM Ezeiza. El encuentro contó con la participación de Pablo Ruocco, Vanina Navarrete y José María Marcos y hubo lecturas a cargo de Mariana Agüero y Nuri PG. Astillas forma parte de la Colección Formas Breves.