Pablo Yoiris, Damián Martino, Laura Massolo y José María Marcos. |
Por José María Marcos
De Los buscamuertes
podría decir muchas cosas, pero hoy quisiera remarcar que me gustó mucho, que
está muy buena. La leí hace tiempo y se lo transmití a Pablo cuando aún no se
sabía que iba a ser reeditada ni que había quedado finalista en el último Premio
Películas de Novela 2014, del Festival Buenos Aires Negro (BAN!). En mi caso, tengo
la ya cotizada primera edición del 2011. Aprovechen a comprar esta edición en La Letra Eme
y hágansela firmar a Pablo. No dejen pasar esta gran oportunidad.
Marqué muchos pasajes de la novela de Pablo. Sin
embargo, para ser breve, me dedicaré a destacar los rasgos que más me atraparon.
En primer lugar está la historia, lo anecdótico.
Todo ocurre en un futuro cercano donde un virus ataca los
sistemas reproductivos de los humanos impidiendo la procreación. La población
envejece y no hay recambio generacional. El refrán “El mundo siempre es joven
para alguien”, en esta novela, es una frase pasada de moda.
El protagonista sigue los pasos de un tal Rosas que tendría
una información sobre un nacimiento ocurrido en algún lugar desconocido del sur
argentino.
A medida que el protagonista nos comparte su búsqueda,
también nos transmite sus fobias, sus largos trances melancólicos, sus
delirios, sus ensoñaciones, sus reflexiones frente a este nuevo mundo.
En este posible futuro hay otro hecho medular: el suicidio
es una opción aceptada socialmente, que reemplaza a la muerte natural.
LAS CREEENCIAS
TAMBALEAN
En estas condiciones, donde las creencias tambalean y la
sociedad se ha empobrecido y, peor aún, envilecido por la falta de niños, se
hace escuchar la voz del protagonista que dice cosas de este estilo: “Lo que
vino a reemplazar a la política, en su rol de mecanismo legítimo para dejar
seco a un Estado, iba a ser mucho peor: una mezcla letal de religión y
psicoanálisis”. Si quieren detalles sobre esta idea, hablen con el autor.
En lo personal sólo quiero remarcar que Pablo logra un
efecto muy interesante con este tipo de acotaciones.
No sólo encuentra una voz muy particular, con una mirada compleja
y de gran perplejidad, sino que también empuja al protagonista hacia un destino
inesperado.
Como diría el escritor Fernando Figueras: “Cuando uno hace
cosas raras, sólo resta esperar consecuencias aún más raras”.
¿MIENTE O DICE LA VERDAD ?
Durante la lectura de Los
buscamuertes me preguntaba todo el
tiempo qué datos oculta el narrador, en qué pasajes presenta los hechos de una
manera para luego hacerlo de otra y sorprendernos. ¿Qué falsea? ¿Qué exagera? Me
preguntaba si no estaba ante un simulador, un manipulador o un gran mentiroso.
Pese a haber leído el texto más de una vez, aún no sé si el
protagonista dice siempre la verdad. Sólo puedo afirmar que estoy seguro de que
siempre es sincero.
Le creo.
Y le creo, porque el personaje cree en lo que dice, aunque tanto nosotros
como él sospechemos de la presencia de la mentira. Y eso es un gran
hallazgo, porque nunca estamos seguros de nada, o las certezas son escasas mientras nos vamos metiendo en la historia.
CORTOCIRCUITOS
Cuando pensaba en qué iba a decir sobre esta novela, recordé
que Bruno Schulz (1892-1942), un escritor polaco, señalaba que “la poesía es un
cortocircuito entre el sentido y las palabras”.
En Los buscamuertes
uno puede intuir ese voluntario desencuentro entre el significado y el lenguaje,
pero también entre el pasado, el presente y el futuro. Hay una lucha constante entre
olvidar para empezar otra vez y la necesidad recordar para rescatar ciertos
valores.
En una larga toma de conciencia, el protagonista finalmente logra
forjar un sentido, un sentido peculiar que desoye la historia y las jerarquías
del poder.
Y ahí es donde brilla esta novela: en esos cortocircuitos,
en esos intensos chispazos, que iluminan lo más oscuro de nuestro corazón.
Se las recomiendo. Lean Los
buscamuertes. La van a disfrutar.Pablo Yoiris, Damián Martino, Laura Massolo y José María Marcos. |
José María Marcos, Marcelo Lazovic, Juan Pablo Fiorenza, Pablo Yoiris, Walter Molina Lucero, Laura Massolo, Damián Martino, Liliana Díaz Mindurry y Mabel Pagano. |
José María Marcos, Juan Pablo Fiorenza y Pablo Yoiris. |