A José María Marcos le gusta escribir cuentos de terror donde los monstruos son los protagonistas principales, pero en esta narración lo hace de tal manera que todo aparece como real y parte de la vida cotidiana. Esta estructura hace que el lector se sienta también protagonista y “viva” cada situación. Una excelente novela que atrapa como si se tratara de una noticia policial. Incluso, creo que cualquier lector porteño, que conozca el barrio de Almagro, irá a tratar de conocer a Aldo, el “kiosquero-analista” de Medrano y Sarmiento.